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El billete perdedor

La promesa de un “ambiente con apoyo y unidad” por el Departamento de Viviendas de ASU no refleja la realidad para los estudiantes LGBTQ+ y estudiantes con dificultades financieras.

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El billete perdedor

La promesa de un “ambiente con apoyo y unidad” por el Departamento de Viviendas de ASU no refleja la realidad para los estudiantes LGBTQ+ y estudiantes con dificultades financieras.

Sakura Thomas mandó un mensaje electrónico a ASU Housing el 8 de enero, solicitando una residencia universitaria de género neutro, una opción para estudiantes que prefieren elegir su compañero de cuarto independientemente de su género. 

Thomas, un estudiante en su tercer año de estudios que usa pronombres de genero neutral, ha sufrido experiencias malas con la convivencia en ASU. Las ideas de sus compañeros de cuarto sobre la identidad de género y la sexualidad chocaban demasiado. Un sentimiento de soledad y abandono ensombrecieron la idea de comenzar un nuevo año.

“Para mantener cómodos (a mis compañeros de cuarto), me aislé,” dijo Thomas.

Para Thomas, solicitar una residencia universitaria de género neutral significa tener libertad. Significa encontrar un espacio donde finalmente se pueda expresar libremente.

Ya había pasado casi un mes (venciendo su día asignado para la lotería de residencia estudiantil) cuando la oficina de residencias estudiantiles le respondió, quedándose una vez más atrapade en el mismo sistema de residencia estudiantil que le había fallado antes. 

El proceso de aplicaciones para residencias estudiantiles de la Universidad creó controversias nuevas el año pasado por responder en forma aleatoria y fallar en establecer alojamientos para los estudiantes LGBTQ+; esto llamó atención a las fallas de comunicación consistentes entre todo el departamento de residencias universitarias.

“Casi completamente disfuncional”

Para estudiantes como Thomas que no tienen contactos personales en la oficina de residencias estudiantiles o con recursos para estudiantes LGBTQ+, el proceso de aplicar permanece siendo un misterio. 

La duración indefinida del periodo de espera, la falta de garantía para recibir una residencia universitaria de género neutral y la ausencia de transparencia sobre las fallas del proceso dejó a muchos estudiantes LGBTQ+ confundidos e inseguros. 

En septiembre de 2020, el Rainbow Coalition y Barrett LGBTQ+ Club empezaron una petición demandando urgentemente reformas de las políticas de residencias universitarias de género neutral. Según la petición, los grupos estuvieron en contacto con la oficina de residencias universitarias de ASU por meses, pero nunca vieron cambios al proceso, que ellos juzgaron ser, “casi completamente disfuncional.”



Antes de los llamamientos demandando reformas, para solicitar una residencia estudiantil de género neutral, los estudiantes tenían que mandar un mensaje electrónico a la oficina, pedir una aplicación y esperar, a veces por meses, para que la oficina les asignará aleatoriamente un cuarto y un compañero de cuarto.

Algunas de las firmas en la petición incluyeron historias personales de experiencias con el departamento de residencias universitarias de ASU y el proceso de solicitar una residencia universitaria de género-neutro. Un estudiante mencionó que tenía amigos que nunca habían vivido en un lugar seguro, otro enfatizó la importancia de ofrecer residencias estudiantiles de género-neutro para aquellos que provienen de un hogar que los rechazan. 

El Rainbow Coalition y Barrett LGBTQ+ Club publicaron un gráfico en sus redes sociales, ilustrando que tan grande es este problema y detallando el proceso, el cual se hizo viral rápidamente y lanzó un esfuerzo por toda la Universidad para presionar la oficina de residencias estudiantiles a hacer reformas. 



Al frente del movimiento estaba Beth Anne, un estudiante de sostenibilidad en el cuarto año, y Gage Keranen, un ex-alumno que estudió ciencias biológicas.

Durante el verano de 2020, Anne, el expresidente de Barrett LGBTQ+ Club, que usa el pronombre “elle”, empezó a recibir correos electrónicos de los estudiantes entrantes de primer año, hablando de dificultades con el proceso de solicitar residencias universidades de género-neutro, cuando se dio cuenta de la necesidad de cambio inmediato. 

“Uno de los principios de nuestra organización, aunque nunca tuvimos que hacerlo todavía, es que queremos servir como defensores de los estudiantes,” dijo Anne. 

Anne y Keranen recibieron una respuesta de ASU dentro de 24 horas después de mandar el primer mensaje, gracias a su popularidad en las redes sociales y a los esfuerzos entre las organizaciones de LGBTQ+ de ASU. La primera respuesta vino del gobierno estudiantil, que es el primer punto de contacto para los clubes. La oficina de residencias universitarias respondió poco después solicitando formalmente una reunión.

“Creo que fue una respuesta genial. No es fácil tener a alguien venir y criticar lo que estás haciendo cuando nunca sabías que existe un problema,” dijo Anne.

Durante los dos semestres, Keranen y Anne se juntaron con la administración de residencias estudiantiles en múltiples oportunidades para modificar las políticas y diseñar la aplicación electrónica nueva.

Ruby, un estudiante de segundo año estudiando museología, que pidió que su apellido sea omitido para evitar un potencial acoso, solicitó residencias universitarias de género-neutro durante la temporada de aplicaciones para el semestre de otoño de 2021, cuando se lanzó el proceso electrónico.

Ruby, quien usa los pronombres “ella” y “elle”, era une de los estudiantes afortunados quien superó las dificultades de solicitar residencias estudiantiles de género neutral, pero dijo que el proceso estaba lejos de ser perfecto.

La oficina de residencias universitarias nunca puso la aplicación electrónica en su sitio web — Thomas dijo que en enero de 2021, el sitio web del departamento todavía pedía que estudiantes manden un correo electrónico para obtener información sobre cómo solicitar para residencias estudiantiles de género-neutro. 

Ahora, los estudiantes finalmente pueden elegir su compañero de cuarto, pero todavía no pueden elegir su cuarto, que sube una barrera financiera a los estudiantes que no pueden pagar para algunas disposiciones de cuartos.

“Siendo un estudiante de Barrett de segundo año, me pudieron poner en un cuarto que me costará más que $1.000 más en el mismo complejo de departamentos estudiantiles,” dijo Ruby.

Adicionalmente, hay solo un empleado en la oficina de residencias universitarias que ayuda con todas las peticiones para residencias estudiantiles de género-neutro, según Anne, que ralentizó el proceso viejo de correos electrónicos y probablemente causó muchos de los problemas de respuesta. 

ASU no proveyó respuestas a una pregunta sobre actualizaciones de las políticas de residencias universitarias de género-neutro.

Antes de aplicar para la residencia estudiantil de género-neutro, Ruby solamente sabía de las dificultades con el proceso por un amigo que trabajaba en la oficina de residencias universitarias y por miembros de Rainbow Coalition y Barrett LGBTQ+ Club que ya han hecho el proceso. A pesar de todo, no recibió toda la información hasta que mandó su aplicación.

Anne mencionó que muchos estudiantes entrantes de primer año pueden haber tenido miedo de presentar una aplicación para residencias universitarias de género-neutro este año porque hay una aplicación separada, y esto podría revelar su identidad de género o sexualidad a sus parientes que no les respetan.

“Muchos estudiantes LGBTQ vienen de hogares que no les respetan, entonces un dormitorio de universidad es un refugio donde pueden vivir libremente, pero esto puede que no pase si estan asignado un compañero de cuarto que no les aceptan o si no tienen la habilidad financiera para vivir solos,” dijo Ruby.

A pesar de los problemas que quedan, Anne es optimista que hay más cambios viniendo.

“Tengo mucha fe en los que se encargaron con la responsabilidad de seguir con el movimiento,” dijo Anne. “Creo que todavía hay mucho trabajo que hacer para asegurar la seguridad y la oportunidad para que los estudiantes LGBTQ+ viven sus vidas en plenitud.”

Con las fallas de la oficina en el proceso de residencias estudiantiles de género-neutro, muchos estudiantes que se presentarán se conforman para el proceso de residencias estudiantiles por defecto.

El departamento de residencias universitarias de ASU, que tiene una calificación de 1,7 estrellas en Google Reviews, tiene capacidad para dar alojamiento a un quinto de los estudiantes en el campus en el semestre de otoño de 2019. Pero la capacidad de los campuses individuales son muy diferentes, que van de 15.8% y 24.5% de sus estudiantados respectivos, causando conflictos de disponibilidad en las residencias universitarias.

A pesar de abrir un dormitorio nuevo en el centro de Phoenix en el semestre de otoño 2021, ASU dijo en una declaración que el número de estudiantes viviendo en el campus superaron las expectativas. 458 estudiantes que presentaron una aplicación para vivir en el campus están alojados temporalmente en un hotel por la falta de alojamiento en el campus. 

Problemas administrativos

Falta de comunicación y barreras financieras todavía existen en el proceso de aplicación tradicional. 

Los estudiantes de Barrett en su segundo año tienen una expectativa de que viven en el campus. Los estudiantes del campus en el centro de Phoenix no tuvieron opciones en su residencia universitaria para el semestre de otoño de 2021, potencialmente causando dificultades financieras para los que dependen de las opciones de residencias estudiantiles más baratas.

Lyndsey Anderson y Megan Mathews, estudiando kinesiología en su segundo año, y Emily Sargent, estudiando enfermería en su segundo año, son estudiantes de Barrett en el campus del centro de Phoenix. Creían que ellas podrían vivir en Roosevelt Point, un complejo de departamentos que está a 10 minutos a pie del campus que es más barato que cualquiera de las dos disposiciones de cuartos en Taylor Place.

Cuando la temporada de aplicaciones para el semestre de aplicaciones vino, estuvieron sorprendidas de los cambios que hizo la oficina de residencias universitarias que nunca les comunicaron correctamente.

Al comienzo del proceso de aplicar, las compañeras aprendieron que los estudiantes de Barrett en su segundo año sólo podrían vivir en la segunda torre de Taylor Place, que es la disposición más cara en el dormitorio, que no coincide con la información en el sitio web de residencias universitarias. 

La oficina les dijo que pueden elegir el complejo Roosevelt Point si se reasignan a un tiempo reservado para que los estudiantes que no están en Barrett eligen su cuarto. Por esto, el tiempo reservado para estudiantes en Barrett pasó, y después de varias semanas, la oficina de residencias estudiantiles les contó que no hay otro tiempo reservado para estudiantes que no son parte de Barrett.

Ahora, el grupo tuvo que elegir unos de los cuartos especificados en Taylor Place, donde había pocas opciones y un precio más alto. 

El campus del centro de Phoenix tiene otra opción de alojamiento, sin embargo. Fusion on First es un edificio de residencias universitarias nuevo a pocas cuadras de Taylor Place, con capacidad para 550 estudiantes. 

En un correo electrónico, ASU afirmó que estudiantes de segundo año pueden vivir en Fusion on First, que está en contrario con la información en su sitio web desde agosto, que expresó que el complejo sirviera estudiantes en por lo menos su tercer año y estudiantes en el Thunderbird School of Global Management.

La falta de comunicación dentro del departamento de residencias universitarias y cambios de información constantes en su sitio web llevó a quejas por estudiantes. Y las quejas no paran. 

“Como nos podemos satisfacer como estudiantes y estudiar seriamente si no podemos cumplir nuestras necesidades básicas?” dijo Anne.


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Camila PedrosaMagazine Managing Editor

Camila Pedrosa is a managing editor for The State Press Magazine. This is her third semester working with the magazine, and she has previously written for Cronkite News and The Copper Courier.


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